Nº 10 ~
Señora de Mahikeng
Colonia del Cabo (actual Sudáfrica),
finales S. XIX
British Museum, Londres
Algo sobre la cara y el diseño de esta muñeca me llamó la atención de inmediato; nunca había visto nada parecido, y me entusiasmó la oportunidad de empezar a investigarla.
Uno de los aspectos que me está resultando más interesante de mi investigación semanal para este proyecto es cómo está evolucionando mi relación con (y mi entendimiento de) los museos, y cómo se está complejizando. Ya era muy consciente del pesado bagaje histórico y colonial sobre las espaldas de instituciones como el British Museum, el Metropolitan, o el Louvre, así como los problemas en torno a la propiedad o el derecho a una parte sustancial de sus colecciones – o incluso las colecciones enteras –. Estos asuntos son bien conocidos y se ha escrito sustancial e interesantemente sobre ellos en otros lugares.
El objetivo de este proyecto es poner el enfoque en cada objeto de juego, pero este enfoque se vuelve desconcertante y difícil cuando el objeto en cuestión da pie a multitud de preguntas inquietantes acerca de su trayectoria y lo que representa.
Además de albergar todos los artefactos expuestos en sus salas, los museos como estos también han asumido la función de depósitos enormes que alojan cientos de miles de artefactos de una gran variedad de periodos, que con frecuencia están fuera de contexto. Existen colecciones de objetos reunidos por europeos o americanos de los siglos XVIII-XX que visitaron lugares percibidos como “exóticos” (es interesante que África, Oceanía y las Américas sigan estando reunidas en un solo departamento en el British Museum) y los donaron o vendieron a museos a su vuelta.
¿Qué hacemos con todos estos objetos? Un gran número de ellos podrían resultarnos poco interesantes – no todo lo que es viejo o antiguo es necesariamente fascinante, y ¿por qué tendría que serlo? Tan solo tenemos que mirar lo que nos rodea. Pero existen objetos maravillosos a la espera de ser descubiertos. ¿Disponemos del tiempo y los recursos para dedicar a cada pequeño objeto como este, para tratar de averiguar su historia? ¿Deberíamos?
La magnitud de estas colecciones es asombrosa y causa verdadero vértigo. Consultarlas me está resultando fascinante y también a menudo triste – miles de objetos sin un lugar de procedencia claro e información escasísima o nula; historias completas perdidas, arrancadas de raíz, sacadas de contexto sin ningún tipo de registro, para que algunas personas selectas del pasado pudieran deleitarse con la sensación gratificante de su curiosidad mundana. En conjunto, forma una especie de bufé colonial de comida rápida con sabores de otredad. Ahora, gran parte de este enorme bufé se encuentra almacenado a la espera de no se sabe muy bien qué.
Me topé con esta muñeca por primera vez al hacer una búsqueda de juguetes africanos en la colección del British Museum. La ficha nos dice que anteriormente estaba en County Museum, Truro, y fue adquirida por el British Museum en 1986. Nos informa que fue realizada a finales del S. XIX en Mahikeng (a veces llamada Mafikeng o Mafeking – el emplazamiento de un largo sitio durante la segunda Guerra de los bóeres, 1899-1902), en lo que hoy es Sudáfrica. El “grupo étnico de producción” figura como tsuana.
Al principio, me sentí más que nada frustrada: ¡quería saber más! La colección en línea del British Museum está fotografiada expertamente y es fácil de consultar, pero no podía entender por qué la información que se proporciona acerca de un objeto de este tipo es tan breve. ¿Qué tipo de madera es? ¿Sabemos cómo lo adquirió en su día el museo en Truro? ¿Cómo sabemos que data del S. XIX y fue hecho por alguien de etnia tsuana? ¿Quién lo ha estudiado? Y me pregunté, ¿para qué compra un museo un objeto tan maravilloso como éste, si no lo va a mostrar y/o no va a compartir más información sobre él?
Invertí horas buscando artesanía tsuana en Internet, y no encontré nada parecido (si alguien sabe de algo, agradeceré cualquier información). Busqué artesanía de madera del siglo XIX en la zona, y no obtuve información. Busqué artesanía realizada a nivel local, posiblemente para los ingleses y los bóeres: nada. Busqué artefactos de periodos anteriores y posteriores, y algo más lejanos, pero no dio resultado. Es muy posible que estuviera buscando en los sitios equivocados, pero eso resulta interesante de por sí. Las reglas que apliqué a mis otros objetos retratados no eran aplicables a esta muñeca.
Decidí dejar a la muñeca a un lado; al fin y al cabo, ¿qué podía decir sobre ella? Había sido sacada de contexto por completo. Me pregunté cuántos objetos similares estarán dispersos por el mundo, en colecciones privadas, o almacenados en museos – quizás sean pocos, o quizás sea un número suficiente como para poder estudiarlos y obtener una idea más formada de la historia del arte y la artesanía tsuana (de momento, lo que he encontrado se centra en la cestería).
Pero no podía dejar de revisitarla, me resultaba demasiado intrigante. Parece estar vestida con ropa inglesa o bóer, y sus rasgos parecen ser blancos. Me fascina en especial la forma estilizada del vestido, con unas líneas que habrían hecho salivar a los cubistas. Lo más maravilloso es que forma parte de un pequeño grupo de objetos, todos con la misma descripción ("probablemente tsuana, de Mahikeng, finales del s. XIX"). Todos están realizados en la misma madera (si alguien sabe qué es, agrazdecería cualquier información): hay figuras de hombre (que también parecen de rasgos blancos, ver aquí – ¿eso es un bigote?, aquí y aquí), algunas sillas de juguete (ver aquí, aquí y aquí), una mesa de juguete, un magnífico paraguas de juguete, varios platos de juguete, unas cucharas (una de ellas tiene escritas las palabras “Mafeking Native”, imaginamos que del museo en Truro), y un personaje perfecto en forma de oso hormiguero, sobre el cual me reservo el derecho a escribir en otra ocasión.
Tiene un buen tamaño, de más de 20 cm. Mírala de nuevo, y fíjate que la página del British Museum tiene una franja en la parte inferior, con fotos que muestran diferentes ángulos. Aquí podrás ver su increíble perfil y la parte trasera de su vestido, tan detallada.
¿Vivía en una casa de muñecas? ¿Sería la señora de la casa? ¿Quién estaba jugando con estos juguetes? ¿Fueron fabricados para niños blancos, o para niños tsuana? Me quedo con muchas preguntas, y una sensación persistente de frustración y desilusión a varios niveles.
Fue creada poco antes de que lo fuera nuestra querida Muñeca Zapato. Me pregunto qué hubiera pensado la dueña de esta última de nuestra elegante Señora de Mahikeng. Tiene una cara amable y una media sonrisa, y el bonito dibujo de la parte trasera del vestido me dice que podía haberle gustado mucho. Me divierte imaginarlas a las dos merendando; la Señora contándole a la Muñeca Zapato todo sobre Mahikeng, y la Muñeca Zapato contándole a la Señora todo sobre Londres. ¿Qué se dirían la una a la otra? Acércate. Si aguzamos el oído y cotilleamos un poco, puede que averigüemos algo más sobre nuestra Señora de Mahikeng.