Nº 15 ~

Biberones de Vösendorf

Austria, 1200-800 a.C.

Wien Museum, Viena

Durante mis búsquedas para el Retrato Nº 2 (nuestro simpático Cerdito Sonajero), me encontré con una larga lista de objetos fascinantes, que archivé para revisitar en otro momento.

Entre otras cosas, mi investigación sobre el mundo de los sonajeros me condujo a un tipo de objeto maravilloso, llamado guttus tintinnabula, una especie de biberón-sonajero “dos en uno” usado en la antigüedad. Este ejemplo, expuesto en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de España, es un buen ejemplo. La idea consistía en que, tras haberse terminado la leche del biberón, el niño o la niña podía entretenerse un rato con él, usándolo como sonajero.

Una cosa que me gustó en especial sobre esta idea es la satisfactoria difuminación de los límites entre la funcionalidad y el juego. El guttus tintinnabula habría sido uno de los primeros juguetes del niño, ofreciéndole ratitos de entretenimiento. Me reservo el derecho de retratar otro día este guttus tintinnabula tan magnífico de Manduria (Italia), del siglo V-IV a.C. – ¡otro cerdo!

Estos objetos me encantaron y sorprendieron tanto, que comencé a tirar con entusiasmo del hilito de los biberones antiguos, para ver adónde me llevaría. En poco tiempo ya había encontrado esta fotografía de lo que se ha interpretado como biberones en forma de animales, de Vösendorf (Austria), que datan de la Edad de Bronce tardía-Edad de Hierro temprana (1200–800 a.C.). Mirar la imagen me produce un vértigo gustoso.

Se publicó un estudio sobre estos recipientes de Vösendorf, además de otros recipientes parecidos (sin forma de animales) para establecer qué habían contenido en su día. El estudio, publicado en Nature, afirma que dos de los recipientes examinados se habían encontrado en inhumaciones de niños de 1 a 2 años, y un tercer recipiente se había encontrado en la inhumación de un niño de hasta 6 años. Los autores concluyeron que el residuo dentro de los recipientes era leche de rumiantes: un hallazgo fascinante en cuanto a prácticas de destete y los roles de las mujeres en la edad de la agricultura y la ganadería. Puedes leer más sobre ellas en este artículo del New York Times.

En mis lecturas varias, me topé con otro hilito del que tirar: recipientes prehistóricos de formas antropomorfas y zoomorfas. Mi breve búsqueda de otros recipientes con patas me llevó a estas increíbles vasijas neolíticas de 7200 años encontradas en Croacia, que se usaron para almacenar queso (expuestos en el Museo de Sibenik, Croacia). Durante este periodo, en esta región se usaban diferentes diseños de cerámicas para almacenar diferentes alimentos, y este estilo en concreto se usó específicamente para queso. La fecha de estas vasijas me impactó particularmente.

Durante mi pequeña investigación, no vi ningún otro recipiente similar a los de Vösendorf. Intenté comprender qué elementos de los biberones me habían llevado a encariñarme tan intensamente con ellos. Creo que se resume en el hecho de que, aunque sus cuerpos sean de animales, tienen dos piernas humanas y pies grandes, que casi parecen calzar botas. Provocan una especie de ternura cómica.

También me recuerdan a animales híbridos fantásticos y criaturas mitológicas como los centauros o los grifones, y me hacen querer consultar un ejemplar del Manual de zoología fantástica (o Libro de los seres imaginarios) de Borges para tratar de averiguar a cuál de los seres se parecen más estos de Vösendorf. Veo piernas humanas, veo elementos vacunos o caprinos (véanse los cuernos), pero las caras finas y las formas de sus cuerpos también pueden parecen pájaros picoteando en el suelo, según qué ángulo.

Posiblemente porque están hechos de barro, parecen personajes de una animación stop motion en plastilina, con hechuras graciosas incluidas. Una amiga me comentó que uno de ellos parece estar inclinándose bastante, como si hubiera estado de pie demasiado tiempo y ya estuviera padeciendo de piernas cansadas. En cualquier momento me espero oírlos conversando mundanamente mientras pastan; ¿aparecerán en pantalla Wallace y Gromit, pululando a su lado?

Y como siempre, pasé una gran parte de mi semana fantaseando sobre su uso en contexto: sobre padres y madres trabajando en el campo; sobre eructos y leche derramada; sobre balbuceos ta-ta-ta; sobre dedos regordetes, con hoyuelos y churretes, sujetando estos biberones; sobre sorbos sonoros y párpados soñolientos; y sobre esos pequeños humanos que fueron enterrados con su biberón especial para hacerles compañía.

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